Se dice que quien adopta un perro o un gato toma la decisión de cambiar por completo la vida de un animal necesitado y aunque es cierto, la persona adoptante también cambia su vida… O al menos así debería de ser al convertirse en un tutor responsable.
Desde que en Fundación Antonio Haghenbeck arrancamos en 2007 con nuestro programa de Adopciones de peluditos que vivieron maltrato o abandono, tenemos claro que no basta con adoptar, sino que es necesario hacerlo con la responsabilidad y el compromiso que implica cuidar a otro ser vivo.
Por eso, nuestro proceso de adopción incluye varios requisitos, entre ellos, una entrevista a todos los integrantes de la familia interesada, tomar en cuenta si su estilo de vida es el más adecuado para la energía, talla y necesidades del peludito en cuestión, y dar un seguimiento de su adaptación durante un mes antes de oficializar su adopción. Todo ello, a fin de asegurarnos de que la familia adoptante ejerza una tutoría responsable.
¿Cómo ser un tutor responsable?
A continuación te compartimos cinco formas en las que actúas como un tutor responsable cuando te haces cargo de un peludito:
1. Estás consciente de que un perro o un gato no es un juguete ni una cosa
Los peluditos son seres vivos que necesitan de cuidados continuos, tiempo y paciencia, ya que no todos son iguales: hay algunos con más energía que requieren múltiples paseos diarios, así como trabajo mental; otros que, por lo el maltrato o abandono que han vivido previamente, no conviven tan fácilmente con otros perros/gatos o niñ@s y pueden manifestar su ansiedad o miedo de distintas formas.
2. Te aseguras de esterilizarlo
El INEGI estima que en México viven 27 millones de mascotas y que el 70% de ellas está en situación de calle (2022); además, somos el tercer lugar a nivel América Latina en maltrato animal. Aunque son problemáticas que tienen muchas causas, esterilizar a tu perro o gato es una gran forma de contribuir a que estos números disminuyan y de interrumpir el ciclo del abandono.
Además, esterilizarlo tiene muchos beneficios para su salud, como prevención de cáncer de mama y de testículos, según sea macho o hembra.
En Fundación Antonio Haghenbeck, todos nuestros peluditos en adopción se entregan esterilizados.
3. Le das la mejor nutrición posible
Se tiene la creencia de que hay animales que “comen de todo y no les pasa nada”, pero ¡es un mito! Los perros, por ejemplo, jamás deben ingerir chocolate, pues para su sistema digestivo resulta tóxica la teobromina, uno de sus componentes.
Además, no todos los animales tienen los mismos requerimientos alimenticios: en ellos influyen su edad, talla y nivel de energía, así como su estado de salud. Actualmente hay muy distintas opciones de alimento seco y húmedo, así como recomendaciones para elaborar alimentos en casa. Nuestra recomendación: siempre consulta a un médico veterinario para tomar la decisión más adecuada de acuerdo con sus requerimientos y tus posibilidades.
4. Le das tiempo de recreación
Aunque la edad, la talla y su temperamento son factores que determinan el nivel de actividad diario para tu peludito, la recomendación para la mayoría de los perros es de por lo menos un paseo de 30 minutos al día. En el caso de los gatos, 30 minutos de juegos con su tutor o tutora. En ambos casos, estos momentos son cruciales para su estado físico y mental, pues en la recreación se ejercitan, socializan con otros animales, aprenden de su entorno y utilizan sus instintos. Es un tiempo que valoran mucho y probablemente, sea su parte favorita del día.
5. Mantienes al día sus vacunas y esquema de desparasitación
Los peluditos son seres sociales y curiosos; en su vida cotidiana no solo tienen contacto con animales de su misma especie, en algunos casos no necesariamente vacunados. También pueden tenerlo con otros animales según el entorno en el que viven, como ratas, que pueden ser portadores de enfermedades en muchos casos mortales, pero prevenibles con su esquema de vacunación y desparasitación siempre al día. Considéralo así: resulta menos costoso y rápido aplicar una vacuna que pasar por una enfermedad que podría dejar secuelas.
Sí, hacerse cargo de un peludito implica trabajo y responsabilidad diaria, pero pregúntale a cualquier persona que cuente a un perro o gato como integrante de su familia cuánto reciben a cambio o cómo es la sensación de recibir sus lengüetazos de saludo después de un largo día o un ronroneo a la hora de dormir.